Fue uno de los más notables impulsores de la Reforma Universitaria y de la defensa de la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos. Opositor al último gobierno de Yrigoyen, se opuso sin embargo en estos términos al golpe inminente: "La juventud debe fiscalizar celosamente a la oposición, que no siempre es digna y detrás de la cual se agazapa el ejército. La juventud no podrá honrosamente llamarse así si permitiera, sin que la masacren, que gobernara el país una dictadura militar". Durante la década infame tuvo una actuación parlamentaria notable. En 1937, Palacios recorrió Santiago del Estero, Salta, Tucumán y Jujuy y tomó contacto con Salvador Mazza, quien trabajaba sobre el Mal de Chagas.
El notable infectólogo le entregó un informe sobre la grave situación sanitaria de la región y la única medicación efectiva: la construcción de viviendas dignas vinculadas a la creación de fuentes de trabajo estables en las zonas afectadas. De regreso de aquel viaje, Palacios presentó en el Senado su Plan Sanitario y Educativo de Protección a los Niños que es ignorado por aquel parlamento complaciente con el modelo social imperante en aquella Argentina atendida por sus dueños. También insistió con su proyecto de ley de voto femenino, que ni siquiera fue tratado en el recinto.
En 1942, volvió a recorrer el Noroeste y a denunciar la inacción del régimen conservador frente a enfermedades como el bocio endémico, la fiebre ondulante, el paludismo y mal de Chagas. Palacios sabía que todos aquellos males tienen los mismos agentes transmisores: la pobreza, el ninguneo, la miseria extrema a la que venían sometidas aquellas poblaciones desde el fondo de los tiempos.
Desde el Senado luchó contra el monopolio del transporte, por la nacionalización del petróleo, de los ferrocarriles y de la tierra y denunció la penetración extranjera. Denunció negociados escandalosos como el de las tierras del Palomar, en el que estaban implicados altos oficiales del Ejército y ministros del gobierno de Ortiz.
Frente al peronismo coincidió con una parte importante de la izquierda en caracterizar a Perón "como un líder fascista que venía a frenar el ascenso del sindicalismo de izquierda" y en negarse a reconocer las mejoras sociales palpables obtenidas por los trabajadores durante el peronismo. Esta férrea oposición le valió la persecución y el exilio desde donde pudo ver cómo muchos de sus proyectos de ley que habían dormido años el sueño de los justos en el Parlamento eran aprobados por aquel gobierno que detestaba.
Participó activamente de la llamada Revolución Libertadora de la que fue embajador en Uruguay, pero se opuso públicamente a los fusilamientos ordenados por Aramburu y Rojas, y como abogado defendió a presos políticos peronistas como Miguel Unamuno. Apoyó la Revolución Cubana y el 5 de febrero de 1961 fue electo senador por la capital por el Partido Socialista Argentino. Su primer acto como tal fue visitar a los presos políticos y gremiales y el 20 de mayo de 1961, revólver en mano, secuestró una picana eléctrica usada por la policía de San Martín. Desde su banca presentó 15 proyectos de ley sobre amnistía a los que cometieron "delitos" políticos, gremiales y de opinión; pidió el levantamiento del estado de sitio y de la intervención en varias provincias, y propugnó la creación del Seguro Nacional de Maternidad.
Cuando en marzo del 62 triunfó el peronismo en la provincia de Buenos Aires, sostuvo que debía entregarse el gobierno a los triunfadores y que las Fuerzas Armadas no debían intervenir. Tras el golpe de marzo de 1962, pedirá la liberación de Frondizi, desconociendo al nuevo gobierno de Guido.
Fue designado profesor emérito por el rector de la UBA Risieri Frondizi en julio del 62 y se opuso al enfrentamiento de Azules y Colorados, acusando a ambos bandos militares de facciosos y enemigos de la democracia. En abril de 63, fue elegido diputado nacional por el PSA. Realiza su tarea de legislador desde su casa. Desde allí se dirige al presidente Illia pidiéndole que en la reunión de cancilleres de la OEA la Argentina no vote sanciones contra Cuba, defendiendo el principio de autodeterminación de los pueblos y la no intervención.
Presentó 82 iniciativas parlamentarias. La última, ingresada el 1 de diciembre de 1964, fue la declaración de interés nacional de las investigaciones de causas de mortalidad infantil y creación del Instituto Nacional de Investigaciones Pediátricas. El 20 de abril de 1965 murió trabajando por los demás el hombre que había dicho: "¡Manos a la obra, señores diputados! ¡Construyamos el derecho nuevo con entusiasmo! ¡Dejemos a un lado ese optimismo enervante, generador seguro del estancamiento e hijo ilegítimo de la ignorancia! ¡Acordémonos de quien dijo con gran verdad que la actitud pasiva es suicida, que la lógica de la ciencia es la acción, y que sólo los cerebros y las manos ocupadas son capaces de atenuar los males que afligen al mundo!"
Felipe Pigna. HISTORIADOR
Diario Clarín, 19 de abril de 2009.
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