El general Belgrano era un hombre de talento cultivado, de maneras finas y elegantes, gustaba mucho del trato de las se ñoras; un día me dijo que, algo de lo que sabía, lo había aprendido en la sociedad con ellas.
Otro día me dijo: "Me lleno de placer cuando voy de visita a una casa y encuentro en el estrado, en sociedad con las señoras, a los oficiales de mi ejército; en el trato con ellas los hombres se acostumbran a los modales finos y agradables, se hacen amables y sensibles; en fin, el hombre que gusta de la sociedad de ellas, nunca puede ser un malvado". Esta ocurrencia me hizo reír mucho.
El general era muy honrado, desinteresado, recto; perseguía el juego y el robo en su ejército; no permitía que se le robase un solo peso al Estado, ni que se le vendiese más caro que a los otros.
Como yo le había hecho a él algunos servicios, y muy continuos al ejército, sin interés alguno, cuando necesitaba. paños, lencería u alguna otra cosa para el ejército, me llamaba y me decía: "Amigo BaIbín, necesito tal cantidad de efectos, tráigame las muestras y el último precio, en la inteligencia de que, a igual precio e igual calidad usted es preferido a todos, pero a igual calidad y un centavo menos, cualquier otro".
Otro día me dijo: "Me lleno de placer cuando voy de visita a una casa y encuentro en el estrado, en sociedad con las señoras, a los oficiales de mi ejército; en el trato con ellas los hombres se acostumbran a los modales finos y agradables, se hacen amables y sensibles; en fin, el hombre que gusta de la sociedad de ellas, nunca puede ser un malvado". Esta ocurrencia me hizo reír mucho.
El general era muy honrado, desinteresado, recto; perseguía el juego y el robo en su ejército; no permitía que se le robase un solo peso al Estado, ni que se le vendiese más caro que a los otros.
Como yo le había hecho a él algunos servicios, y muy continuos al ejército, sin interés alguno, cuando necesitaba. paños, lencería u alguna otra cosa para el ejército, me llamaba y me decía: "Amigo BaIbín, necesito tal cantidad de efectos, tráigame las muestras y el último precio, en la inteligencia de que, a igual precio e igual calidad usted es preferido a todos, pero a igual calidad y un centavo menos, cualquier otro".
Después llamaba a los demás comerciantes. Generalmente éstos no tenían las cantidades que necesitaba el general ni podían vender tan acomodado como yo, por ser más valioso el negocio a mi cargo; así es que, continuamente le hacía ventas.
JOSÉ CELEDONIO BALBíN
(Museo Mitre. Documentos del Archivo de Belgrano, t. 1, Buenos Aires, 1913.)
(Museo Mitre. Documentos del Archivo de Belgrano, t. 1, Buenos Aires, 1913.)
JOSÉ CELEDONIO BALBÍN. - El señor Balbín era comerciante y conoció muy de cerca al general Belgrano en Tucumán y Buenos Aires. En 1860, escribió al general Mitre -entonces coronel- dos interesantes cartas sobre la personalidad de Belgrano, de las que se han entresacado los párrafos anteriores.
Belgrano es el argentino mas importante de nuestra historia
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