domingo, 19 de abril de 2009

La Noche de los bastones largos - 1966


Un hecho lamentable para la cultura argentina fue la decisión de intervenir las universidades nacionales, cuyo régimen tripartito era, en la opinión militar, una invitación al desorden y a la infiltración izquierdista. No se tuvo en cuenta el alto prestigio que habían alcanzado las universidades estatales gracias a la libertad de cátedra, ni se imaginó la repercusión internacional de estos hechos.
Durante "la noche de los bastones largos", el episodio más violento de la intervención, la policía apaleó a estudiantes, profesores, visitantes extranjeros y autoridades de la Facultad de Ciencias Exactas (UNBA) por hacer una asamblea desafiando el edicto restrictivo de las reuniones públicas. La intervención y el fin de la autarquía derivaron en una pérdida de valores intelectuales de primera fila que emigraron hacia otros centros de altos estudios. Mucho ya no volvieron al país. Las carreras de Psicología y de Sociología blanco de las críticas más virulentas, quedaron desmanteladas por renuncias en el claustro docente. Se trataba de especialidades "sospechosas" de incitar a la reflexión sobre la desigualdad social desde la perspectiva del análisis marxista.
Los efectos de la intervención fueron contraproducentes para los intereses del gobierno militar, porque, como reconoce Roberto Roth: "La juventud cultivada en este clima represivo alimentó los cuadros de la guerrilla y encontró su lugar en el espectro político volcado a la izquierda". En 1955, dice, no había un solo peronista en la Universidad. Hacia 1970, en cambio, miles de estudiantes acudían a los actos peronistas.

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