lunes, 2 de marzo de 2009

Las primeras iglesias de Buenos Aires


San Francisco - San Ignacio - San Pedro Telmo - Catedral de Buenos Aires

En la paupérrima y marginal aldea que era Buenos Aires en el siglo XVII, los materiales de construcción eran la caña, el barro y la paja, pero en 1686 un hermano jesuita enseñó a unos cuantos indios a hacer ladrillos y cal, inaugurando el primer horno que se vio por estas tierras, de allí salieron aquellos con los que se construiría la iglesia más antigua de nuestra ciudad: San Ignacio de Loyola, inaugurada en 1722 en la manzana otorgada a los jesuitas por Juan de Garay, conocida un siglo después como la Manzana de las Luces.

La iglesia es una obra de líneas barrocas que tuvo como modelo a la iglesia del Gesú de Vignola, en Roma, aunque del edificio original solo se conserva la torre izquierda. Detrás del altar está uno de los accesos a los misteriosos túneles jesuitas cuyos usos y recorrido total aún se desconocen.


Además de la manzana de los jesuitas hay en el casco antiguo una que bien podría llamarse manzana de los franciscanos, es la de Alsina, Defensa, Moreno y Balcarce, asignada por Juan de Garay a la orden de San Francisco. Aquí se encuentran el convento, abierto al público después de 400 años de clausura, la Basílica de San Francisco y la capilla de San Roque.El primer edificio de la iglesia comienza a construirse en 1731 según diseño del arquitecto jesuita Andrés Blanqui; la fachada actual, en barroco bávaro, es de 1907.

Del otro lado de la calle Alsina, esquina Defensa, pero integrada espacialmente al atrio de la iglesia, está la plazoleta de San Francisco adornada con cuatro figuras femeninas, en mármol de Carrara, que representan la Astronomía, la Navegación, la Geografía y la Industria, obras del escultor Dubourdieu, trasladadas desde su emplazamiento original en la pirámide de Mayo.
Los padres dominicos también recibieron el correspondiente predio en la adjudicación hecha por el Adelantado. En 1626, a su llegada del Paraguay, comenzaron la construcción de una iglesia que se derrumbaría en 1700. Años después se le encargó el nuevo edificio de la Basílica de Nuestra señora del Rosario a Antonio Masella, el mismo arquitecto de la Catedral, que diseña una sobria fachada neoclásica, casi igual a la actual ya que tuvo muy pocas modificaciones.

En los llamados Altos de San Pedro, en el arrabal de la incipiente aldea, los jesuitas fundaron otro centro de culto y educación, se lo conoció como "Colegio chico", y estaba integrado por el colegio propiamente dicho, la residencia, la casa de ejercicios espirituales para hombres y la iglesia de Nuestra Señora de Belén (parroquia de San Pedro Gonzales Telmo). Después de la expulsión de los jesuitas se la otorgaron a los padres Bethlemitas quienes convirtieron las construcciones vecinas en asilo de mujeres, polvorines y cuarteles.

La iglesia es uno de los ejemplos de la arquitectura del SXVIII que ha tenido menos remodelaciones, una de ellas fue la fachada neocolonial de 1931, la otra fue la realizada por el arquitecto Buschiazzo en1942.
Llama la atención la historia arquitectónica de nuestro Templo Mayor: la Catedral de Buenos Aires. Siendo la primera iglesia de la ciudad y la más importante, no quedan ni rastros del edificio original levantado por los jesuitas a mediados del SXVII sobre la plaza fundacional, como lo establecían las leyes de Indias para toda ciudad del Nuevo Mundo.

Luego de sucesivos derrumbes y posteriores reconstrucciones, el arquitecto Antonio Masella proyecta el edificio actual en 1754, pero habrá otras intervenciones arquitectónicas como la de los franceses Catelin y Benoit que diseñan su pórtico neogriego, en 1822, inspirado en el Palacio Borbón de Paris. El escultor Dubourdieu le agrega los bajorrelieves del frontis en 1862.

http://www.curiosamonserrat.com.ar/iglesia.html
ARQ. ELENA GIL

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