Mecánico, escultor, deportista cabal, Dalmirito -tal su apodo cordial- se entusiasmó con el automovilismo, que balbuceaba sus primeros términos técnicos en una jerga que estaba reservada en Europa, su continente natal, solo para los iniciados en este privilegio.
Asi, a vuelta de uno de sus viajes, apareció con un aparato ruidoso hata el escándalo y raro en extremo, que despertaba curiosidad y temor a su paso. La Municipalidad hubo de crear chapas patentes para él. Estaban enlozadas en blanco, rectangulares y obviamente con el numero 1 y una franja azul en el ángulo superior izquierdo bajo la cual, en el escudo municipal, se leía: "Dirección de Tráfico Público - Municipalidad de la Capital". Fué en 1892.
Era un Daimler de vapor, que llevaba la caldera bajo el asiento y alcanzaba 60 Km/h. Una cadena mandaba directamente el eje trasero, convirtiéndolo en una "máquina de patinar".
Era un Daimler de vapor, que llevaba la caldera bajo el asiento y alcanzaba 60 Km/h. Una cadena mandaba directamente el eje trasero, convirtiéndolo en una "máquina de patinar".

Dalmiro Varela Castex, indiscutible introductor del primer vehículo autopropulsado del país y titular del registro de conductor numero 1, poseía un título nobiliario que jamás usaba. Su abuelo, Florencio Varela, había sido asesinado en el exilio por razones políticas y su padre, Juan Cruz Varela, fue poeta y ensayista de nota que aportó importante contribución a la literatura argentina.
A pesar de sus numerosos actividades públicas y privadas, Dalmiro Varela Castex es recordado como fundador y primer presidente del Automóvil Club Argentino.
http://www.testdelayer.com.ar/Historia%20Nace.htm
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